El cisne negro
- Alma Lucero
- 12 jul 2018
- 1 Min. de lectura

Sinopsis
Era 1877 y la ira de Tchaikovski había retumbado por todo el teatro Bolshói en Moscú. Se había tardado un año en componer la música de su primera adaptación para ballet, una historia basada en el cuento tradicional alemán El velo robado. Era la primera presentación de El lago de los cisnes, un debut desastroso en el que nadie salió ileso. La crítica fue aplastante, porque al parecer la música del compositor no había sido armoniosa con la coreografía que había creado Julius Reisinger. Nada salió bien y Tchaikovski se estaba jugando su reputación como prodigio de la música. Lo demás fue historia, porque los creadores del ballet insistieron en perfeccionar la obra, la presentaron más de 40 veces desde ese rotundo fracaso, la moldearon, hasta convencieron a Tchaikovski de hacerle algunos cambios. En 1890, una nueva escuela rusa quería retomar El lago de los cisnes y acudieron a la ayuda del compositor, pero Tchaikovski no pudo ayudarles, porque murió muy pronto sin saber que su obra marcaría un antes y un después en las composiciones rusas, consagrándolo como uno de los más grandes en la historia.



















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